A mediados del mes de enero se oficializó uno de los joint ventures más relevantes de los últimos años en el sector de puertos: Compas –compañía conformada por Southern Port Holding Inc. (de la familia Echavarría Obregón y Ership Group) y el Grupo Argos– se alió con APM, líder en la industria portuaria con más de 70 operaciones alrededor del mundo y que forma parte del Grupo Maersk, para expandir la Terminal Multipropósito de Cartagena. Con inversiones que superan los US$200 millones, triplicarán la capacidad del puerto y abren la posibilidad para la llegada de buques de gran tamaño.
La movida, sin embargo, no es la única. La misma APM a finales del año pasado anunció la adquisición del Grupo Maritim TCB quedándose con 11 terminales de contenedores en Europa y Latinoamérica, entre los que se destaca TCBuen, en Buenaventura.
“La Sociedad Portuaria de Buenaventura (SPB) está desarrollando un plan de inversiones de US$180 millones para generar competitividad. TCBuen va a duplicarse con US$200 millones que proveerán servicios adicionales a los que presta la SPB. Y al lado está Aguadulce, que entra en operación este año y va a finalizar un programa de inversiones de US$400 millones. Así que vamos a tener tres grupos enormes compitiendo y proponiendo alternativas. En Cartagena es igual, la Sociedad Portuaria de Cartagena (SPC) tiene dos terminales y ahora vamos a tener una inversión de APM con Compas. Eso significa más opciones en Cartagena. Además, ya tiene un canal de acceso a 20 metros para recibir buques más grandes, la inversión que hizo Puerto Bahía y la de Promigas en el puerto de regasificación. Todo esto consolida a la ciudad como una de las más competitivas en el sur del Caribe”, dice Luis Fernando Andrade, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
También se han anunciado tres nuevos proyectos: Puerto Antioquia, en el golfo de Urabá, con una inversión cercana a los US$400 millones; Graneles del Golfo, en Córdoba, por US$23 millones, y Puerto Solo en Buenaventura, con un valor superior a los US$80 millones. La dinámica que trae el sector portuario es alta. Cálculos de la ANI aseguran que entre 2010 y 2015 se invirtieron en este sector cerca de US$2.200 millones.
Sin embargo, a pesar de esta dinámica, los puertos enfrentan un panorama cambiante. El momento de inflexión de la economía, la desaceleración en el comercio exterior y la caída en los precios de los commodities hacen que quienes apostaron por estos desarrollos hoy tengan dificultades.
Grandes jugadores de carga en el mundo consideran que la actividad portuaria en países como Rusia o China, e incluso algunos de Europa, ha caído entre 25% y 30%. En Colombia, la reducción de las importaciones y exportaciones también golpean el mercado.
En el caso local, si bien los requisitos en materia ambiental y social siguen siendo estructurales a la hora de concretar los proyectos, también es cierto que los proyectos nuevos enfrentan un panorama complejo: ahora la pelea por los recursos será más compleja, pues los cierres financieros de las concesiones de 4G y el desarrollo de las Alianzas Público Privadas (APP) van a llevarse gran parte de la atención de los dineros que la banca y los fondos de pensiones tienen destinados a infraestructura.
“Veo difícil la parte de financiación para los puertos nuevos porque deben demostrar que son viables y competitivos con los otros que ya existen. Un banquero internacional nos dijo que los puertos en Colombia se estaban saturando y la gente empieza a ver otras opciones desde el punto de vista financiero”, dice un inversionista.
Además, es importante para el Gobierno mirar las posibilidades a largo plazo para las licencias y concesiones, y garantizar sus desarrollos. También profundizar en la consolidación de puertos ya localizados –como Buenaventura y Cartagena– que abre una mayor competencia y mejora la calidad en el servicio. La competencia en los clústeres de puertos es factor de ciencia, precio y servicio, claves para los navieros.
¿Cómo moverse?
En el desarrollo de los proyectos de infraestructura, una de las variables críticas es la de recursos: puede ser por financiación; capital propio o de riesgo, o aliados estratégicos. “Los dos primeros están escasos y el tercero es el que más vale, porque muchas veces viene con carga”, agrega el inversionista.
Un buen ejemplo fue la movida de APM con Compas en Cartagena. “La Sociedad Portuaria de Cartagena es la más eficiente de la región. La gestión del capitán Alfonso Salas de crecimiento permanente hace muy difícil para una sociedad como Compas –que tenía un puerto, el más pequeño– invertir y crecer frente a esa competencia. Entonces buscamos un aliado estratégico, que tenía la carga, el conocimiento y la plata”, dice Gabriel Echavarría, presidente de la junta directiva de Compas.
La movida tiene algo de filigrana societaria. APM y Compas forman un joint venture y crean Cartagena Container Terminal Operator, una firma en la que APM tiene 51% y Compas 49%. APM tendrá la responsabilidad de la operación del puerto, pero Compas mantendrá la propiedad del terminal y seguirá siendo el titular de la concesión.
“La inversión del joint venture es de unos US$75 millones en superestructuras, grúas, carros y equipos. Y la parte nuestra es de US$200 millones”, dice Echavarría. La movida le permitirá a Compas triplicar la carga que pasa por el puerto y le representará un mayor valor económico de US$150 millones en tres años. “Lo interesante es el beneficio para el país con estas sinergias. Va a subir la carga, porque el futuro es industrial, comercial y agrícola. Y el petróleo se va a volver lo que fue hace 20 años”, agrega Echavarría.
Por otro lado están las adquisiciones, como la que hizo APM con TCBuen. Se espera que APM genere tráfico y atraiga buques más grandes en Buenaventura.
Después de estas dos movidas, ¿cómo queda la relación de APM con Compas, que en Buenaventura participa en el puerto de Aguadulce? “Tenemos la posibilidad de desarrollar proyectos conjuntos en el Caribe y solo en la costa caribe colombiana. En Buenaventura somos competidores amistosos. Es muy interesante cómo se van desarrollando las cosas”, puntualiza Echavarría.
Dinero