El aeropuerto Enrique A. Jiménez, de Colón, que construyó la administración del presidente Ricardo Martinelli a un costo de $58.3 millones, se debate entre los que aseguran que la inversión no fue en vano y los que cuestionan si existía un estudio que respaldara la obra. Quienes supuestamente le darían mayor uso afirman que nunca se les consultó al respecto.
Lo cierto es que desde el 30 de agosto de 2013, cuando el entonces gobernante inauguró el aeropuerto con tres meses de antelación, ningún avión comercial ha aterrizado en su pista ni se ha construido una bodega para carga.
En teoría, estas eran las excusas que darían una razón de ser a una de las “obras imperdonables” de Martinelli. En la práctica, Tocumen S.A. busca qué actividades desarrollar allí para no desperdiciar la inversión. Una de las opciones es un taller aeronáutico o una escuela de aviación.
Los que aprovechan el desuso de la obra, capaz de recibir a los mismos aviones que el aeropuerto internacional de Tocumen, son los empresarios o civiles que llegan con sus avionetas. Unas 14 por semana o dos por día.
Pronto, cuando se inicie el proyecto de renovación de la ciudad de Colón, las autoridades utilizarán las oficinas ubicadas en el segundo piso para establecer el centro de mando que fiscalizará el proceso. Por más, ahora mismo el aeropuerto prácticamente sirve para dar sombra.
Consultado sobre si había un plan que justificara la obra, el exdirector general de la Autoridad Aeronáutica Civil (AAC) Rafael Bárcenas destacó que “existía un estudio realizado por la empresa Ineco, llamado Plan Estratégico para el Desarrollo Aeroportuario de Panamá, producido para el Ministerio de Economía y Finanzas y la AAC”.
Empero, al momento de la inauguración, estando Bárcenas al frente de la AAC, no existía una bodega en el lugar ni combustible en los tanques, dos factores que el exfuncionario apunta como las causales de su actual falta de uso.
¿Por qué no se gestionaron estos servicios para contar con ellos al inaugurar la terminal? “Ya teníamos un mandato claro de traspasar los aeropuertos [a Tocumen S.A., en enero de 2014]. No era lógico entrar en contratos por equis cantidad de años si el administrador no iba a ser AAC sino Tocumen S.A. Era mucho mejor que Tocumen negociara la contratación o concesión de tales servicios para no crear un problema jurídico”, indica.
“Una construcción de tal infraestructura hubiera encarecido el precio del proyecto”, agrega.
Además, destaca que tenía la petición de un hotel de Colón para traer vuelos de Ecuador, y el potencial interés de una aerolínea colombiana de bajo costo. Incluso, una solicitud por escrito de concesión total de parte de la mexicana Grupo Asur, a la que este medio contactó pero sin respuesta al cierre de la edición.
Bárcenas explica que “la inauguración es un acto formal de entrega de la obra (…) Eso no necesariamente significa que ese día llega la primera aerolínea o el primer pasajero, sino que significa estamos abiertos para empezar a trabajar”.
DESCONOCIMIENTO
El gerente de aeropuertos regionales de Tocumen S.A., Abelardo Sucre, advirtió recientemente que este aeropuerto “no es un negocio próspero” y que “no genera ganancias”.
Además, dijo que dos empresas están interesadas en desarrollar talleres de aeronáutica, que sería una de las posibilidades que maneja la empresa para activar la terminal.
Sobre la construcción de bodegas y la provisión de combustible, Tocumen S.A. indicó: “desconocemos la visión con que la administración anterior desarrolló este aeropuerto. En ningún momento la Gerencia Regional de Aeropuertos ha visto algún proyecto que la AAC haya levantado en su momento, cuando hizo el estudio”.
Y agrega: “En lo concerniente a la granja de combustible, efectivamente esta se encuentra allí. Sin embargo, ningún operador depositará combustible bajo su costo, si no tenemos vuelos para el consumo de este combustible”.
EMPRESARIOS
Leopoldo Benedetti era el gerente de la ZLC cuando se inauguró el aeropuerto, construido por la empresa costarricense Meco. Allí celebró junto a Martinelli y Bárcenas el impacto positivo que suponía para los empresarios. Empero, hoy señala que el único aporte que hizo esta zona franca fue el de “traspasar” el terreno para que se ejecutara la obra: “Eso es todo, realmente ZLC no tuvo nada que ver con el aeropuerto”.
Sobre si se consutló con los empresarios, hizo hincapié en que el proyecto que “era de AAC, eso no lo consultaron con nosotros para nada”.
Por su parte, Severo Sousa, en esa época presidente de la Asociación de Usuarios de la ZLC, destaca que el aeropuerto no era necesario, “al menos no para ZLC”. “En ese entonces manifesté que ni para los ejecutivos de las empresas ni para el transporte de carga” era necesario este aeropuerto dada la cercanía con la terminal de Tocumen y el corredor Norte.
“Se habló en ese momento de que se tenían contactos con aerolíneas de otros países que iban a venir, pero nunca se presentó ese tipo de negociaciones, y hoy en día no tenemos a ninguna”, agrega.
El actual gerente de la ZLC, Surse Pierpoint, dijo que es necesario “buscarle un uso porque está la infraestructura, pero lo que hemos visto es que para carga, mucho viaja ya desde las instalaciones de Tocumen, donde están las líneas de carga como DHL. Entonces, es difícil atraer a uno que ya ha hecho una inversión importante en Tocumen para interesarlo en esta infraestructura, pero estamos haciendo esfuerzos… Pensamos que puede tener un valor, pero alguien tiene que atreverse, porque no se ha logrado un aterrizaje”.