El puerto de Lisboa quiere duplicar su tráfico de pasajeros, hasta alcanzar el millón en un horizonte de ocho o diez años. Para ello, está realizando fuertes inversiones respaldado por las mayores operadoras del mundo. La nueva terminal de cruceros es una pieza fundamental en ese plan y espera tenerla operativa a comienzos del 2017 tras una inversión de casi 23 millones de euros.
Vigo será uno de los grandes beneficiarios. Es el siguiente puerto, exactamente a una noche de navegación de la capital portuguesa, lo que convierte a la ciudad gallega en una escala perfecta en las rutas que van hacia el norte de Europa. El consejero delegado del Lisbon Cruise Terminals, Ricardo Ferreira, lo ha dejado claro: «No considero los puertos de la periferia como competencia, al contrario, los de España y Portugal no son competencia sino complementarios a nuestra actividad, permiten crear los itinerarios de los navíos pueden hacer escala en un puerto e ir al otro al día siguiente». «Claramente, se trata de un servicio complementario para nuestra actividad. Cada vez hay más navíos y hay que ofrecerles mayores opciones, es bueno que los puertos se autopromocionen como un producto a visitar», señaló Ferreira hace diez días en un vídeo promocional. Prueba de ello es el acuerdo estratégico que Lisboa y Vigo cerraron en materia de cruceros en noviembre del 2014.
En los próximos cinco o seis años, pasarán 740 o mil navíos por Lisboa, un tráfico acorde con el crecimiento mundial de cruceros. El plan de la capital lusa está respaldado desde el 2014 por las mayores operadoras del mundo, que integran un consorcio que forma la Lisbon Cruise Terminals. Se trata de Global Ports Holding (GPH), la mayor empresa de cruceros del mundo, la Royal Caribbean, que fleta los mayores trasatlánticos, el Creuers del Port de Barcelona (el más grande de Europa) y un grupo de la isla de Madeira. El consorcio promueve una terminal de embarque de casi 17.000 metros cuadrados para duplicar en poco tiempo el medio millón de visitantes que recibe al año.
La idea de los inversores es que la terminal se integre en la ciudad, como los barrios históricos o la plaza del Comercio, sea un espacio lúdico, disponga de tiendas y firmas de ocio, zonas de confort para los pasajeros, e incluso sea la sede de embajadas o consulados asiáticos para que expidan documentación a los tripulantes de estos navíos. La apuesta por Lisboa es muy fuerte.
La Voz de Galicia