Construir embarcaciones que surquen las desafiantes tempestades del mar es todo un proceso que requiere de paciencia, precisión y destreza. Esto lo saben las personas que laboran en los astilleros de Mazatlán, espacios donde los barcos de papel se convierten en gigantes de hierro.
Asentado sobre la paradisiaca costera de Mazatlán, Sinaloa, el astillero Marecsa que posee 27 mil metros cuadrados y casi 900 metros de muelles, es un recinto que ha construido 773 barcos desde 1940 hasta la fecha.
Resguardadas por una carpa de hierro, las piezas del casco de lo que será un barco camaronero, yacen sobre templetes mientras un par de herreros terminan de soldar las placas.
“Este barco se está construyendo en dos bloques. La forma tradicional de construir es que pones la quilla y empiezas a forrar y de ahí a construir hacia arriba, nosotros no, lo sacamos en dos bloques, y empezamos a construir el barco.
“Esos lo llevamos a los muelles se unen y ya queda un barco completo, entonces somos el único astillero aquí en la región que puede fabricar de esta forma”, explicó en entrevista con Notimex, Gabriel Delgado Saldívar director del corporativo.
En Mazatlán son siete los astilleros que construyen embarcaciones principalmente para la pesca. El proceso para elaborar un barco atunero o camaronero necesita de una planeación minuciosa, ya que cada pieza por más pequeña que sea debe de embonar a la perfección.
Una vez teniendo el diseño y la ingeniería, se deben de adquirir los materiales para fabricarlo, en este aspecto, la industria auxiliar de Mazatlán representa un proveedor importante para los astilleros.
Posteriormente, se realiza el corte de las placas, se ensambla el equipo eléctrico y electrónico y se pinta tanto el exterior como el interior de la embarcación. Finalmente, se realizan las pruebas para por fin poner el barco a navegar.
“En los muelle se ensamblan las partes y se van al agua. Nosotros podemos tener hasta seis barcos ensamblándose al mismo tiempo. Este astillero tiene además el área de reparaciones navales”, enfatizó.
Todo este proceso se lleva a cabo en alguna de las estaciones que componen al astillero: ensambles y pintura, maniobras, soldadura y palería, mecánicos, y herrajes.
“Nosotros tenemos maquinaria que data de los años 80, es un equipo que vale oro porque, por ejemplo, podemos cortar placas de metal en segundos, no tienen que irse con el soplete para cortar y en un golpe lo corta”, mencionó Delgado Saldívar.
Cada espacio de este astillero forma parte de la historia, ya que sus instalaciones comenzaron a operar desde 1942 hasta el 2003, periodo por el que pasó por varios dueños. De 2003 a 2010, tuvo un periodo de inactividad debido a una huelga y fue hasta 2010 cuando volvió a reiniciar operaciones.
Este año el espacio construyó dos barcos camaroneros, sin embargo, destacó el directivo, el astillero cuenta con la capacidad para construir un promedio de 16 barcos al año.
“Necesitamos volver a traer a la industria que genera miles de empleos, este astillero en los 80 tenía más de mil 200 empleados, quienes representan la misma cantidad de familias que vivían de lo que se generaba aquí.
“Si se reactivara la industria naval en México, podríamos traer 20 mil empleos directos más los indirectos, estamos hablando de 80 mil empleos”, señaló el hombre que de niño dibujaba barcos en hojas de papel y que hoy ve realizado sus sueños al verlos en altamar.
NTX