En el marco del prometedor momento que vive México, el puerto Lázaro Cárdenas ha recibido una inversión de 1.660 millones de dólares para convertirse en el más importante de Latinoamérica y servir de infraestructura para la ascendente Alianza del Pacífico a partir de 2015.
La terminal se encuentra a 600 kilómetros del Distrito Federal y la acción se denomina “Programa Maestro de Desarrollo Portuario”. Es parte de la artillería de recursos asignados al plan Nuevo Michoacán, una serie de obras que van a ejecutarse en ese Estado del Suroeste mexicano, hasta ahora conocido sobre todo por noticias relacionadas con el tráfico de drogas.
Para cambiar ese perfil, el propio presidente de México, Enrique Peña Nieto, ordenó el pasado noviembre la toma militar del puerto con la misión de “limpiar la casa”, tras diversas denuncias sobre su uso para el comercio ilícito (de metanfetaminas y hierro, principalmente) y la corrupción de funcionarios asociados al mismo.
Así como viene ocurriendo en otras regiones del país, en las que el Gobierno impulsa una “aceleración del desarrollo”, la inversión también se destinará a la red ferroviaria, aeropuerto, carretera y parque industrial.
Infraestructura y comercio
La unidad portuaria -que está conectada por vía terrestre a otros 13 Estados de México, la costa Este de Estados Unidos y el puerto de Tampico (el principal del Golfo de México)-, tiene gran proyección también para el facilitar las relaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, que incluye América-Oceanía-Asia). El más profundo de los puertos de México (18 metros) y acondicionado para atracar embarcaciones de hasta 165.000 toneladas de desplazamiento, el Lázaro Cárdenas recibe desde 2003 carga comercial en seis categorías: mineral, agrícola, contenedores, fluidos, automóviles y mercancía general. Su capacidad actual es de 8.500 contenedores diarios.
La mayor parte de la inversión (1.200 millones de dólares) se destina a la terminal 2, donde se construye el primer patio totalmente automatizado de Latinoamérica, con siete grúas STS (ship to shore) y carriles de transporte. La velocidad actual de descarga es de 94 contenedores por hora de buque en puerto (berth productivity), según informó el director general de la Administración del puerto, Jorge Luis Ballado, en la Cumbre Latam de Puertos y Logística celebrada recientemente en Panamá. Esta fase de la obra será inaugurada en el segundo semestre de 2015.
Otros 450 millones son para equipamientos y ampliación de la terminal 1, dragado de canales y dársenas para los más grandes buques de la actualidad, que transportan hasta 18.000 TEUs (contenedores de 20 pies). Las obras se complementan con la construcción de un centro corporativo y la ampliación de la aduana, proyectada para ser la más grande de Latinoamérica. El Banco Mundial financia cerca de un 20% de la inversión total, aportando 300 millones de dólares a través de la Corporación Internacional de Finanzas. El resto corresponde a APM Terminals Lázaro Cárdenas, una empresa formada por APM Terminals BV y Controladora de Operaciones de Infraestructura, con sede en La Haya.
El coordinador general de Puertos y Marina Mercante de México, Guillermo Ruiz de Teresa, prevé que a fines de 2014 el puerto tendrá capacidad de movilizar 2 millones de contenedores, el doble de lo registrado en 2013, año en que la exportación de minerales aumentó a más de 4 millones de toneladas.
Dada la desaceleración promedio en las otras economías de peso en el continente (principalmente las de Estados Unidos y Brasil), la inversión en el Lázaro Cárdenas se perfila inicialmente como una apuesta a convertirlo en hub de la Alianza del Pacífico, el acuerdo de “libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas” firmado en 2011 por México, Colombia, Perú y Chile.
Sumados, estos cuatro países representan el 36% del PIB de Latinoamérica y equivalen a la octava economía del Planeta, con un mercado de 209 millones de personas y la realización del 40% del comercio global latinoamericano.
Para esa iniciativa de integración -“la más innovadora” que México haya suscrito desde el Nafta, en palabras de Peña Nieto-, el puerto será una auténtica turbina comercial, considerando que 92% de los productos que circulen por ese bloque quedan libres de aranceles de manera inmediata “y el restante 8% de manera gradual”, según el compromiso asumido en agosto de 2013 para la entrada en vigor del tratado.
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