GB rechaza proyecto de construir aeropuerto en Londres

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Una comisión británica rechazó este martes el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto junto al estuario del Támesis, promovido por el alcalde de Londres, Boris Johnson, y se pronunció a favor de una extensión de Heathrow o de Gatwick.

La comisión, presidida por el economista Howard Davies y creada en 2012 por el gobierno liberal-conservador de David Cameron, zanjó de momento la cuestión afirmando que la extensión de las capacidades aéreas de Londres no pasará por la construcción de un nuevo aeropuerto.

El alcalde de Londres no ha dejado de defender a capa y espada la construcción de un inmenso aeropuerto de cuatro pistas a unos 50 km al este de la capital británica, al sur del estuario del río Támesis, y cerrar el de Heathrow, en el oeste de Londres.

Dicho proyecto implicaría la construcción de un vasto terreno artificial donde ahora hay mar, y que la prensa británica denomina con no poca sorna “Boris Island”.

Davies reconoció que dicho plan es “seductor”, ya que al cerrarse Heathrow se eliminaría la polución sonora tan molesta para los habitantes de algunos barrios del oeste de Londres.

Sin embargo, la comisión descarta el plan promovido por el alcalde por “los obstáculos que dificultarían la puesta en servicio, los elevados costes y los beneficios inciertos”, según explicó Davies.

Así, los expertos han preferido otros tres proyectos para mantener Londres como el primer “hub” aéreo de Europa, que analizarán en detalle más adelante antes de entregar un informe el año que viene.

Dos de los proyectos que siguen sobre la mesa tienen que ver con Heathrow.

El primero propone prolongar una de las dos pistas, para permitirle gestionar los despegues de un lado y los aterrizajes del otro.

El segundo pretende construir una tercera pista en este aeropuerto. El tercero apunta a la puesta en servicio de una segunda pista en el aeropuerto de Gatwick, al sur de la capital.

Sea cual sea la opción preferida por la comisión, la decisión política no se tomará antes de la próxima legislatura (2015-2020), y la puesta en servicio de las nuevas infraestructuras se espera de aquí a 2030.

El Economista

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