El proyecto para construir un hotel de gran lujo sobre una torre de 130 metros de altura en el dique de Levante podría servir para desbloquear otras infraestructuras pendientes en el Puerto de Málaga. El grupo de inversores catarí que está negociando hacerse con los derechos para construir y explotar el establecimiento también está estudiando quedarse con alguno de los dos espacios que la Autoridad Portuaria ha proyectado destinar a embarcaciones de recreo, con el objetivo de captar tráfico de megayates (a partir de 50 metros de eslora).
Estos han visto la oportunidad de que las instalaciones náuticas actúen como un complemento para el hotel que se ha proyectado (además, muy próximo a este), según confirma el presidente de este organismo, Paulino Plata. Ello, junto al hecho de que sería el único recinto de la Costa del Sol con calado (profundidad) y capacidad suficientes para el amarre de estos buques. El otro es Puerto Banús, pero está saturado.
La primera opción que se contempla es que los privados asuman la idea de la entidad portuaria de reformar la parte de la dársena del Marqués de Guadiaro que toca al muelle uno (y la esquina del dos), para instalar pantalanes que permitan alojar a grandes yates. Fuentes cercanas a los inversores reconocieron que esta opción se está analizando, aunque hay algunos escollos: el más importante, la convivencia con el Melillero, que necesita espacio dentro de la dársena para maniobrar.
El de Málaga sería uno de los principales puertos para grandes yates del Mediterráneo
Otra cuestión que hay que resolver es la de la agitación que se produce en este muelle, para lo que la Autoridad Portuaria ya encargó meses atrás un estudio al Grupo de Dinámica de Flujos Ambientales de la Universidad de Granada, con el objetivo de analizar soluciones que permitan proyectar un puerto náutico en este espacio, en condiciones de calidad y confort para su uso por parte de los propietarios de embarcaciones. La entidad ya intentó sin éxito adjudicar a un privado la construcción y explotación de la zona deportiva, en régimen de concesión. Entonces, se preveían unos 90 atraques, con especial enfoque hacia veleros de unos 25 metros de eslora.
La segunda posibilidad es que los inversores cataríes opten por quedarse con la concesión de la dársena de San Andrés, en la desembocadura del Guadalmedina. La Autoridad Portuaria retiró la concesión a sus primeros titulares por inactividad, ya que nunca llegaron a iniciar las obras. Estos han presentado una demanda contra la decisión. Plata abogó entonces por reformular el proyecto, precisamente, para darle prioridad a embarcaciones de mayor eslora. También tenía entre sus planes solicitarle a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento más facilidades para instalar usos comerciales. Los contras son que el calado sería menor y el entorno urbano, menos atractivo, ya que está todo por desarrollar.
Plata confía en que esta semana se produzca un avance en la tramitación del hotel, con la entrega por parte de los inversores del aval de 2,1 millones que supondrá el pistoletazo de salida para su tramitación burocrática.
Diario Sur