El puerto de Avilés aborda las inversiones clave para reducir la polución en su actividad
Si la Autoridad Portuaria de Avilés vivió 2015 como el año de su centenario, 2016 será el ejercicio en el que buscará controlar uno de sus grandes problemas medioambientales: la polución por partículas superiores de 10 microgramos (PM10), que repercuten negativamente en la calidad del aire hasta el punto que la estación del Matadero se convierte en uno de los lugares de España donde se superan más veces al año el registro de 50 microgramos de PM10 al día.
Será el final de una larga travesía iniciada por Santiago Rodríguez Vega en 2012 cuando accedió a la presidencia de la Autoridad Portuaria recogiendo el testigo medioambiental de sus antecesores. El primer capítulo de esta batalla contra la polución fueron diferentes estudios contratados entre 2012 y 2013 que sirvieron para determinar el origen de la polución, sus focos y la influencia del viento en ellos.
En el fondo, se trata de poner en cifras una realidad que conoce todo el mundo. El puerto avilesino es, sobre todo, un puerto granelero. Las toneladas anuales que se mueven de blenda o de carbón generan un polvillo, el origen de las PM10 que acaba disparando los índices de la estación del Matadero, aunque, si se quiere conocer la situación ambiental del concejo, lo más adecuado es consultar los índices de la plaza de La Guitarra, la estación que ofrece un visión más real del aire que se respira en la ciudad.
Los datos registrados también fueron claves para convencer al sector privado, un socio clave en esta estrategia de la Autoridad Portuaria en la que también interviene el Ayuntamiento de Avilés y el Principado de Asturias.
Tan sólo en la red de medición de la calidad del aire, el puerto invirtió 174.240 euros. Además de informar de la situación en sus instalaciones a través de cinco puntos de control, la red vierte sus datos a la web de la Autoridad Portuaria permitiendo que todo el mundo acceda a ellos.
La colaboración del sector privado ha sido fundamental. Asturiana de Zinc (AZSA) ha invertido unos once millones de euros en las gigantescas naves de blenda y el sistema de tolvas para trasladarlas a su factoría. Un esfuerzo que contribuye a reducir los índices de polución. Siendo el principal cliente del puerto, el papel de AZSA ha sido clave para convencer al resto de empresas de la necesidad de hacer ese esfuerzo y asumir inversiones en unos tiempos como los actuales, donde todas las compañías miran siempre el gasto.
De hecho, las nuevas inversiones también se ven obligadas a cumplir con requisitos ambientales. Una empresa tan importante para el futuro del puerto avilesino como García Munté invertirá entre 2015 y 2016 unos 2,2 millones de euros en mejoras para su almacenaje de carbón. Desde naves para evitar el polvillo a sistemas de riego para apelmazarlo con el agua y evitar que el viento genere las PM10 sobre el mineral depositado.
Otras empresas con un volumen de movimientos más pequeños que García Munté ha iniciado los trámites para construir sus propias naves y reducir las emisiones. Todas estas inversiones generan un doble valor añadido.
Además de la riqueza generada con ellas (desde tributos locales a empleo creado) contribuyen a vincular a las compañías con el territorio. Aunque la presencia en terrenos portuarios se gestiona mediante concesiones temporales, si una empresa invierte en la construcción de una nave cabe pensar que intentará la prórroga de esa concesión en el futuro, aunque sólo sea por incrementar la rentabilidad de su inversión.
El problema del tráfico
El puerto también ha invertido 323.710 euros en la construcción de una pantalla modular porosa con el objetivo para evitar la dispersión de las PM10. Sirve de barrera artificial al polvo que se genera por el viento. Además, es desmontable lo que permite que en el futuro se traslade. Después de una fase de pruebas para evaluar los resultados, se instalará en los muelles de Raíces. También se invirtieron 208.321 euros en instalar equipos para el lavado de las palas cargadoras, para evitar la formación de nubes al cargar y descargar graneles.
Pero uno de los grandes problemas en el origen de la polución del puerto es el tráfico, sobre todo de camiones. Las ruedas levantan el polvillo que genera las PM10 que se quieren evitar. Por ese motivo, a lo largo de 2015 y a principios de este año, la Autoridad Portuaria ha realizado una serie de obras, menores en su cuantía, pero que contribuyen a generar circuitos limpios.
Son, por ejemplo, las diferentes compras de barreras de hormigón o viales New Jersey que sirven para delimitar los viales. De esa manera se regula la circulación de entrada y salida de los vehículos.
De forma complementaria, se han comprado siete equipos nebulizadores, con una inversión cercana a los 27.000 euros, que se activan de manera automática al paso de los vehículos. De esta manera, se limpian las ruedas y se evita el polvillo al circular.
La eficacia del agua para controlar este tipo de polución se demuestra cada vez que llueve. El ejemplo más reciente fue el pasado 30 de diciembre. A las 10 de la mañana, se marcó un pico de 169 microgramos de PM10 por metro cúbico. Siete horas más tarde, la jornada lluviosa del penúltimo día del año provocó que el registro descendiese hasta los 18 microgramos a las ocho de la tarde. A partir de ahí, cuando cesaban las precipitaciones, volvía a incrementarse.
Dentro de estas inversiones para la mejora ambiental del entorno del puerto de Avilés y, posteriormente, del concejo, es importante citar la inversión del Ayuntamiento de Avilés en el asfaltado y reurbanización de la travesía de la Industria y que representó un gasto de 550.000 euros.
Aunque hoy en día las cajas de los camiones circulan tapadas, la sucesión de baches que había en esa carretera provocaba emisiones de PM10. Eliminar ese obstáculo, también debe contribuir a reducir las emisiones.
La eficacia o no de las medidas se verá en función de los registros que ofrezca la estación del Matadero. En el segundo semestre del año deberán desaparecer esas puntas de PM 10 que tanta alarma generan y ofrecer unas medidas dentro de los límites legales. Será la demostración de que las inversiones han alcanzado su objetivo.
El Comercio