A las 11.43 un ya extrabajador de la empresa Marina de Laredo posó el manojo de llaves en una caja de cartón. Sobre una mesa, junto a tres archivadores y un par de carpetas de las que salieron los documentos que se fueron repartiendo. Fue lo primero de una reunión que tampoco se prolongó demasiado. Representantes de la empresa concesionaria, los administradores concursales y los técnicos del Gobierno cántabro. El encuentro no estaba en la agenda y hasta, extraoficialmente, se deslizó que se verían las caras en Santander. Pero por Laredo tampoco se escondieron mucho.
«Esos deben ser los dueños, ¿no ves las llaves?», comentaban dos paseantes. Puerto arriba, puerto abajo, todos los que se sentaron a la mesa y con el manojo en la mano. Las llaves que ahora ya pertenecen al Ejecutivo regional porque han dejado de ser de la adjudicataria formada por FCC y Ascán. Las llaves con las que los cinco trabajadores, que ahora van al paro y que esperaron fuera del edificio mientras el traspaso de poderes se hacía efectivo, se ocupaban de todo hasta ayer. «¿Tú trabajas aquí?», le preguntaron a uno. «Bueno, trabajaba». Al salir del encuentro, uno de los enviados por la Consejería preguntó: «¿Y ahora cómo queda cerrada la puerta?».
«Pues ya está hecho», señaló Alejandro Alvargonzález, de la administración concursal, al abandonar el edificio acristalado que preside el puerto deportivo. Desde ese lugar, en la parte alta, se ven bien las cientos de plazas libres que hay en los atraques. En cuanto la mar esté buena habrá una más. «Íbamos a quedarnos hasta mayo, pero viendo cómo está la cosa nos vamos cuando se pueda». Lo comentaba un matrimonio de franceses. Viven en el barco. Se abrazaron con un par de trabajadores y dijeron que les iban a echar de menos. Estaban preocupados por si les cortaban el agua y la luz. No. Eso se mantiene. Otro propietario relató que han pagado por adelantado todo febrero. A partir de ahí, no saben nada. Como tampoco se sabe por cuánto le saldrá al Gobierno el ‘rescate’ de una instalación que costó más de 77 millones de euros y que ha sido más famosa por los espacios vacíos que por los ocupados. «Va a costar mucho dinero», aseguró ayer mismo en Torrelavega el consejero de Obras Públicas, José María Mazón, que insistió en que no es intención del Ejecutivo regional «quedarse con el puerto». «A partir del mes que viene vamos a valorar qué hacer con la instalación». Miguel Ángel Revilla, el presidente, fue mucho más optimista: «Estoy convencido de que es una de las inversiones de futuro importantes para Laredo y para Cantabria. Esto no es un aeropuerto en Castellón». El coste «todavía no se sabe».
Tampoco se sabe más del futuro de los cinco trabajadores que se ocupaban de la instalación más allá de que, a día de hoy, se van al paro y que para Marina de Laredo no van a trabajar porque ya no funciona. «Me han dicho que se tienen que ir a mediodía». Eso decía un paseante. Ellos optaron por no hablar, pero en los corrillos se escuchó decir que «no hay plan, no hay subrogación». Al menos, por ahora. «Nos vemos en Colindres y tomamos unas rabas», le dijo a uno de ellos otro paseante. Por la mañana hizo bueno y el puerto estaba animado. Y todos hablaban de lo mismo.
En los atraques
Los que caminaban, los que participaron en la reunión, los que se apoyaban en el coche del Gobierno aparcado frente a la puerta del edificio… Desde allí se veía a un hombre con una caña en uno de los barcos, a otro con un cubo… En la parte antigua del puerto no sobra espacio, pero en los 859 atraques que se hicieron nuevos no es difícil contar las embarcaciones de un vistazo sin equivocarse. Y tampoco pasa nada si uno aparca el coche ocupando dos plazas de las 412 del aparcamiento. No habrá problema para abrir la puerta.
Y eso que, puestos a comparar, ayer la estampa de vacío era menos escandalosa que otras veces. El ‘Plimsoll’, el ‘Frijolito II’, el ‘Gala’… Comentaban que últimamente se habían ocupado «diez o quince atraques más» y que los que tendrían que estar fuera del agua a a estas alturas del año siguen ahí «porque la cosa está parada». «Alguno igual ha venido pensando que con esto del cambio les va a salir más barato…». Rumores y hasta curiosidades. Porque es curioso ver aún el cartel de Ascán y el de FCC sobre uno de los muros. Pero más lo fue lo que se escuchó en un grupete justo cuando todos salían de la reunión. «Pero entonces –decía uno (y no es broma)–, ¿quién se comió la ballena?».
El Diario Montañés