La nueva cara del puerto de Barcelona

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La remodelación del puerto deportivo OneOcean incluye un edificio de servicios premium para los yates las 24 horas del día y un club privado que homenajea la hora del vermut con tapas gourmet y fiestas con dj incluido.

La llegada del buen tiempo es lo que tiene: que uno quiere lanzarse a la calle y a la hora del vermut. Y si puede ser sobre una de las terrazas más exclusivas de Barcelona, mejor. La del OneOcean Club es la primera sobre el mar del remodelado puerto deportivo, el OneOcean Port Vell, con cabida para 148 amarres y por donde desfilan algunas de los barcos más espectaculares del mundo de hasta 150 metros de eslora. Ejemplo: el Galactica Star que alquila Beyoncé cada vez que visita nuestro país. De ahí que, desde su inauguración a finales de 2014, ya sea todo un referente en cuanto a lujo marinero en el Mediterráneo.

Las terrazas se sitúan sobre el mar.
Las terrazas se sitúan sobre el mar.

Sea como sea, la nueva Marina, en la Barceloneta más chic y a dos pasos de las Ramblas, estrena temporada pre-veraniega por todo lo alto con la terraza del nuevo club privado de cinco estrellas, OneOcean Club. Aquí, cada fin de semana, sus socios pueden disfrutar de un homenaje gastronómico-festivo que incluye, no sólo el mítico vermut, sino una selección de tapas gourmet al más puro estilo mediterráneo. O lo que es lo mismo: jamón ibérico, selección de quesos, patatas bravas, boquerones en vinagre, aceitunas, banderillas…

Diseño vanguardista

Eso, en la hora del aperitivo, pero la oferta del restaurante sigue con productos locales de temporada y crudos como las ostras, el sushi, los cebiches o los tatakis. Y todo en un espacio que imita la geometría redondeada del casco de un yate, con tapizados en azul y coral y una copiosa vegetación que se va desperdigando por el interior del club representando el paisaje mediterráneo. Era el objetivo del estudio El Equipo Creativo, el mismo que ha diseñado los retoños barceloneses de Ferrán Adrià como Tickets o Pakta. Hay más: la iluminación la marcan unas vanguardistas lámparas de cobre que se elevan sobre las mesas de mármol y que van cambiando de intensidad según avanza el día.

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El edficio acristalado The Gallery.

También hay hueco para la coctelería Blue Wave, cuyos paredes recubiertas de azulejos pretenden recordar la arquitectura modernista de Barcelona. Y para sesiones de jazz y música electrónica los viernes y domingos a cargo del dj residente Habemus, con la fiesta de Sunset Sundays incluida para despedir la semana. No es lo único de lo que pueden disfrutar los socios del club, que tienen que ser recomendados por otro miembro y tener algún tipo de relación con el sector náutico. Tras la solicitud, la dirección del puerto estudia si dar el sí o el no. Los dueños de amarres y de embarcaciones, así como sus capitanes, tienen la pertenencia automática. Sea como sea, la llegada de yates ha aumentado en un 22,8% en el último año.

El club sólo es una pequeña parte del puerto deportivo OneOcean Port Vell, de dos kilómetros de extensión y cuya reforma ya le ha valido el premio interncional Architizer A+Awards, concedido por la mayor plataforma on line de arquitectos en el mundo. ¿El motivo? La innovadora interpretación del concepto de marina. Es decir, su capacidad para integrarse en el entorno de forma ecológica y utilizando tecnología punta.

Salas de masajes

No en vano, el puerto, compuesto por dos edificios levantados sobre el agua, uno de servicios premium (The Gallery) para propietarios, clientes y tripulaciones y otro que alberga el citado club, ha querido mantener su tradición, ya que se levantó para los Juegos Olímpicos de 1992. Por eso quizá también los vecinos de la Barceloneta, donde se ubica, no lo miraron con buenos ojos al principio por aquello de pérdida de indentidad del barrio y de la sombra de la especulación sobrevolando alrededor.

Interior del restaurante.
Interior del restaurante.

Hay que añadir que el estudio encargado del proyecto, SCOB, tuvo que lidiar con un paisaje de 16.000 metros cuadrados construidos de muelle. Una de las novedades ha sido The Gallery, un edificio de cristal de dos plantas que alberga la recepción, el gimnasio abierto las 24 horas y un espacio de salud y bienestar (OneOcean Wellness) con salas de tratamientos y mil especialidades: fisioterapia, osteopatía, cortes del pelo, manicura, clases de yoga, equipo de personal trainners….

Su diseño calca al de de un superyate, con vistas panorámicas de la ciudad. Ha sido recubierto con cemento para adaptarse a los cambios de temperatura. Por si fuera poco, los tripulantes cuentan con el Crew Lounge en la planta baja a modo de paradisiaco beach club donde el objetivo es desconectar.

 

 

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