Volaris y la economía yuxtapuesta

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Qué momento tan particular vive la economía mexicana a medio año.

Todo indica que los consumidores han seguido de fiesta, mientras los industriales ya se percataron de que se avecinan ciertos problemas. Dos datos revelados ayer dan cuenta de la yuxtaposición de percepciones en diferentes niveles de la actividad económica.

La línea aérea Volaris reportó ayer que durante junio vivió una de las mayores expansiones de su historia. La empresa reveló que “transportó un total de 1.3 millones de pasajeros; un incremento de 28.6 por ciento comparado contra el mismo periodo del año anterior”. Para el primer semestre del año Volaris dijo que ya supera los 7.1 millones de pasajeros y una tasa de crecimiento mayor al 31 por ciento.

No obstante ello, datos revelados también ayer refieren que en el nivel industrial no hay tanto optimismo, y se supo que en abril las empresas redujeron significativamente su inversión en maquinaria y equipo. El Inegi comunicó que la inversión fija bruta cayó 1.6 por ciento en abril respecto a marzo, y que en su comparación anual este indicador muestra una caída de 2.1 por ciento. Uno de los rubros más golpeados fue la inversión en equipo de transporte importado, que se desplomó casi 17 por ciento respecto del año pasado, en lo que sería un claro reflejo del dólar encarecido con el que han tenido que lidiar las empresas durante los últimos 24 meses.

La economía mexicana está plagada de señales ambivalentes en esta mitad de año. Lo mismo nos enteramos el lunes que se vendieron más de 134 mil 500 vehículos en junio (la cifra más alta para ese mes en toda la historia de la industria), que el dólar regresa arriba de los 19 pesos.

En mi opinión, hay tres elementos que explican que el perfil económico del país muestre actualmente estos signos yuxtapuestos: (1) Hay una expansión notoria de crédito. La Comisión Bancaria dijo la semana pasada que el crédito bancario al consumo creció en mayo a un ritmo de 13.7 por ciento —un repunte muy significativo—; (2) existe un fortalecimiento de corporaciones locales que tienen costos flexibles y que han suplido a proveedores extranjeros y han abaratado el precio de ciertos bienes y servicios —el caso Volaris es ejemplo de ello—; y (3) la economía mexicana está lo necesariamente integrada, pero lo suficientemente aislada del mundo: es verdad que el intercambio comercial con Estados Unidos nos resulta vital, pero las islas de autonomía como la política monetaria o el manejo soberano del gasto público nos han servido de palancas de equilibrio.

En el mundo hay una tormenta, y nos estamos mojando. Pero no obstante ello, al timón del barco económico se encuentran personajes de probada experiencia.

El Financiero

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