Hace más de 30 años Shenzhen, ubicada en la frontera con Hong Kong, cambió su vocación de ser una comunidad dedicada a la pesca a ser una metrópoli de avanzada y desarrollo en todos los sentidos. Esta ciudad abandonó sus cañas de pescar por imponentes cambios tecnológicos como ser la sede de empresas como Huawei y ZTE. En 1980 se convirtió en una Zona Económica Especial, pasó de sólo 30 mil habitantes a más de 10 millones y con un ingreso per cápita anual de 24 mil 336 dólares.
La descripción de la urbe considerada el Silicon Valley de Asia, es hablar de su despegue económico, si le tomó cerca de tres décadas, esta experiencia desea asentarse en México en un plazo similar. La iniciativa arriba a un país con dos realidades y que no sólo la geografía se ha encargado de distinguir. Hay dos naciones, una dista mucho de la otra. El norte con más desarrollo y el sur con carencias y rezagos.
De 1980 a 2014 el Producto Interno Bruto por habitante en las zonas del Bajío y frontera norte de México creció 50%, mientras que la región sur sólo avanzó 9%, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La Ley de Zonas Económicas Especiales quiere ser un parteaguas para igualar las condiciones de la antítesis de territorios, un proyecto que persigue un desarrollo integral para todas las esferas, entre ellas la social. ¿Podrá replicarse lo de Shenzhen en México, en una región sureña con apetito de ponerse al corriente de todos esos avances que se ha perdido?
De acuerdo con la legislación, son cuatro ubicaciones: Puerto Lázaro Cárdenas, en Michoacán y Guerrero; Corredor Interoceánico de Tehuantepec, que incluye Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca; Puerto Chiapas, Chiapas y el Corredor Coatzacoalcos-Tabasco-Campeche.
Gerardo Gutiérrez Candiani, quien fuera titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), fue nombrado autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales y tiene como instrucción presidencial llevar todo el proyecto a buen puerto.
“Así como las reformas estructurales y su implementación rompieron paradigmas durante la primera mitad de la administración, la puesta en marcha de las Zonas Económicas Especiales será uno de los proyectos insignia de la segunda mitad del gobierno federal”, dijo el funcionario al tomar protesta en su nombramiento.
El Gobierno Federal informó a través del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) que ya se han identificado 140 obras para mejorar la conectividad de dichas regiones por lo que la inversión requerida equivale a 115 mil millones de pesos, una cifra que se sumará a las inversiones que esperan.
La visión a largo plazo, la coordinación entre los niveles de gobierno, la certidumbre jurídica, la garantía de aplicar el Estado de Derecho, la capacitación del capital humano y hasta la resolución de la agitación social, son un largo etcétera que conforman los ingredientes de esta receta para detonar la productividad de la zona sur, un territorio conformado por 10 estados donde habitan dos de cada tres personas en condiciones de pobreza extrema, de acuerdo con datos del Gobierno Federal.
Los dos “Méxicos”
“Cuando uno ve el mapa de México ve un solo país, pero cuando analiza los indicadores económicos se observa claramente que existen dos naciones: El país próspero del norte integrado con los Estados Unidos y el comercio internacional, y el país del sur, que alberga los mayores índices de pobreza y uno de los mayores comparado aún con los pueblos vecinos de América Central”, dice Martín Gustavo Ibarra Pardo, vicepresidente de la Organización Mundial de Zonas de Libre Comercio en entrevista desde su sede ubicada en Bogotá, Colombia.
El experto menciona que la región sur se caracteriza por mantener riquezas implícitas y sobre todo naturales como la tierra fértil y las montañas abundantes de agua, elementos que despiertan interés para la producción de energía como la eólica y en la misma medida, cuenta con puertos, pozos y reservas petroleras, refinerías y una pujante industria petroquímica.
Destaca que su impacto también será a nivel regional pues el país concentra 42% de las exportaciones de América Latina, un monto que se incrementaría tras este mecanismo de comercio internacional.
Además, esta región tiene entre las dos costas la distancia más pequeña en todo el istmo de 302 kilómetros de distancia entre el Océano Pacífico y el Océano Atlántico que se compara con los 3,000 kilómetros de distancia que tiene la frontera norte con los Estados Unidos. Por lo tanto, es predecible que ante los nuevos incentivos puedan atraerse nuevos proyectos para balancear el desarrollo del norte y del sur”
Chiapas, Oaxaca, Guerrero, entidades donde habita uno de cada 10 mexicanos sólo ha recibido uno de cada 36 dólares de la Inversión Extranjera Directa (IED) en los últimos 15 años, además de que en conjunto el valor de sus exportaciones equivale a menos del 2% de las registradas por los seis estados de la frontera norte, según la Presidencia de la República.
Para Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el camino más acertado para cerrar esta brecha es el establecimiento de las ZEE, proyectos que a nivel internacional han rendido frutos, siempre y cuando se aplique de manera adecuada. Incluso, refiere que también cristaliza viejos anhelos como conectar Salina Cruz, Oaxaca con Coatzacoalcos, Veracruz, un deseo existente desde la época de Porfirio Díaz.
Es una iniciativa acertada. Los empresarios tenemos un gran reto para generar una nueva etapa de desarrollo, así como la frontera norte hace 30 o 40 años inició su industrialización con maquiladoras que después se convirtieron en productivas plantas de manufactura”
El estudio “Una historia de dos Méxicos: crecimiento y prosperidad en una economía de velocidades” realizado en 2014 por el Instituto Global de la consultora McKinsey, como su nombre lo indica, trata sobre ambas realidades que contrastan entre sí.
Por un lado, el exitoso México que a 20 años de haber firmado el TLC con Estados Unidos y Canadá, “se ha convertido en uno de los exportadores de manufacturas más importantes del mundo. Siete fabricantes de automóviles a nivel mundial tienen plantas en nuestra nación que producen ahora más coches al año que los que salen de Canadá”.
Y por otro, un México con avances seriamente lentos con carencia de innovación, bajos índices de desarrollo en sus habitantes y una larga lista de características en contra.
Abunda el optimismo para revertir esta situación. Las expectativas sobre el éxito de las zonas en el país se asoman entre los tomadores de decisiones. Federico Serrano, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) dice que su creación atraerá inversiones y detonará un cambio benéfico para las regiones que históricamente se han rezagado.
Estamos convencidos desde noviembre de 2014, cuando se pensó en la iniciativa, que las Zonas Económicas Especiales serán puntas de lanza para la atracción de inversión, se convertirán en nuevos polos de crecimiento económico y transformarán la realidad regional”
Por su parte Benjamín Hernández, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Oaxaca, destaca que si bien el estado se ha caracterizado por tener una vocación turística, con las ZEE el empresariado estima un amplio margen para crecer hacia la dirección industrial.
Esperamos que el Itsmo se convierta en un polo de desarrollo, la cercanía con Chiapas, Veracruz, creará sinergias y derrama económica, además generará proyectos de encadenamiento con empresas locales”
No nacen, se hacen
Los resultados no serán de la noche a la mañana, mencionan los expertos, se habla de un periodo cercano a los 30 años, pero si se espera que en 2018 llegue la empresa ancla a cada una de las zonas. El camino a seguir para detonar las ZEE equivale a un proceso con estructuras y elementos bien planteados, entre ellos la continuidad y el Estado de Derecho, no pueden estar ausentes.
Benjamín Hernández menciona que Oaxaca requiere una certeza jurídica y respeto a las leyes para que en el plano económico y social no haya afectaciones y menos en el marco del arranque de un proyecto de tal envergadura como las ZEE, ello lo comenta tras el conflicto magisterial de la entidad.
Oaxaca necesita un crecimiento por arriba del 6 o 7 %, hoy crece por debajo del 2%, con el proyecto de las Zonas Económicas Especiales se crecerá entre 4 y 6 por ciento. Hoy existe la posibilidad de generar condiciones propicias para lograrlo, si el problema magisterial persiste difícilmente los inversionistas voltearán al sur, es preciso resolverlo”
Valeria Moy, directora general del Observatorio Económico México, ¿Cómo vamos?, menciona que la seguridad jurídica es un concepto que debe llevarse a la realidad para garantizar un marco de legalidad a quien se interese en invertir.
Es necesaria la seguridad jurídica para que las empresas estén a salvo, al igual que la gente. Un punto en favor de estas regiones es que funcionarán como si fuera federal, es alentador porque significa que tendrán mayor autonomía”
Para la especialista un punto preocupante es el capital humano por la situación de pobreza que existe en las ZEE, aunque en realidad comenta que todo en su conjunto tendría que atenderse, como la infraestructura y conectividad para que tengan acceso a las cadenas productivas del país. “En Puerto Chiapas por ejemplo hay mucha pobreza, el reto es desarrollar las localidades”, enfatiza Valeria Moy.
Mauricio Millán, vicepresidente de Consultores Internacionales explica que este tipo de zonas “no nacen, se crean” con una visión hacia el futuro. Dentro de sus principales fundamentos se encuentra la configuración de un marco jurídico y definir un modelo de gobernanza.
Pero ¿con qué elementos se atrae inversión a una zona que apenas va a despegar en términos económicos? Millán responde que cada región definirá su vocación y al mismo tiempo trabajará en distintos puntos neurálgicos: el Estado de Derecho se refiere a establecer el marco jurídico sobre el patrimonio, definir la tenencia de la tierra y que ello no genere conflictos con los habitantes. “Aquí es importante un acercamiento con la comunidad sin que se les consulte, si se hace, es desgastante”.
Otro tema que el experto sugiere no dejar fuera es el acceso y suficiencia de factores de producción como capital humano, así como el desarrollo de más infraestructura e incentivos fiscales.
“No se trata de no pagar impuestos se busca un impulso para que empresas promuevan la innovación, inversión y capacitación”.
Juan Pablo Castañón del CCE, destaca que el concepto de ZEE representa un esfuerzo público- privado, de esta manera, el gobierno garantiza condiciones de certidumbre jurídica, simplificación de regulación, mientras que las empresas deben estar comprometidas a generar inversión y traer tecnología.
“Nosotros planteamos que la coordinación entre niveles de gobierno es imprescindible para homologar regulaciones y brindar facilidades a la inversión, así como simplificar las operaciones de los negocios y otorgar incentivos fiscales, si no se van a otro lado los capitales”, concluye.
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