Ante la demora reincidente de Fomento, que continúa aplazando la modernización de la línea ferroviaria a Zaragoza, la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) ha tomado la iniciativa. El objetivo no es otro que acelerar la ejecución de esta infraestructura salvando el mayor escollo: la escasez de recursos de la Administración. La alternativa pasa necesariamente por sumar capital privado al proyecto. El presidente del Puerto, Aurelio Martínez, explora abiertamente esta posibilidad. De hecho, ya se han encargado estudios de viabilidad a dos consultoras, según adelantó ayer en un foro técnico organizado por el diario Expansión , cuya inauguración corrió a cargo de la consellera de Obras Públicas, María José Salvador.
Las circunstancias económicas, a priori, acompañan. Hay mucha liquidez en el mercado y los tipos de interés son extremadamente bajos, lo que anima a los fondos a reorientarse hacia inversiones productivas que garantizan una rentabilidad mayor. Ahora resta lo más complicado, que los números cuadren. Y es aquí donde entran en juego las consultoras. «Necesitamos confeccionar un plan de negocio para estudiar los retornos. Normalmente se mueven entre el 8 y el 11%», expuso Martínez. Pero incluso esta solución requiere del compromiso político (y económico) del Ministerio de Fomento. Para garantizar estos márgenes a la iniciativa privada, el sector público tendría que asumir al menos una parte de las actuaciones a fondo perdido -la modernización completa de la línea asciende a 380 millones de euros-, según sus estimaciones.
Los sondeos del Puerto de Valencia se encuentran, en cualquier caso, en una fase inicial de gestación, admitió el presidente del Puerto. Ante un auditorio repleto de empresarios y representantes de la Administración autonómica defendió también las bondades de la financiación público-privada.«Esta fórmula nos permitiría adelantar infraestructuras imprescindibles para el futuro del Puerto de Valencia» como, por ejemplo, la ampliación de la V-30 o el acceso norte, explicó.
A su juicio, «la conexión de la mayor plataforma logística del exterior» (el Puerto de Valencia) con «la mayor del interior», Zaragoza Plaza -y la cornisa cantábrica- se erige en una cuestión estratégica de primera magnitud. «Aquí está en juego saber qué puerto ostentará la supremacía en el Mediterráneo español», alertó.
En la actualidad, el trazado no ofrece las condiciones mínimas para atender con solvencia el tráfico de mercancías. De hecho, todos los intentos para instaurar un servicio regular han fracasado. Entre ellas Logitren. Según Pedro Coca, profesor de la Politècnica de València y asesor de esta compañía valenciana, durante esta etapa se demostró que los convoys que usaban la línea a Barcelona eran un 25% más competitivos que los que viajaban por Teruel.
En la misma línea, la consellera de Obras Públicas cargó contra la gestión de Fomento y calificó de «inaceptable» la inversión consignada a en los presupuestos del Estado, apenas dos millones en 2016. El panorama no resulta mucho más halagüeño para los próximos ejercicios. Hasta 2018 se invertirán 18,5 millones de euros, una cuantía «decepcionante» a juicio de Salvador, dado que con solo 40 millones se podría ofrecer un servicio aceptable.
El Mundo