En menos de un año, miles de estadounidenses podrán desembarcar en La Habana con gran estilo sin necesidad de ocultarlo a Washington. La empresa de cruceros marítimos Carnival acaba de recibir permiso del Gobierno de Estados Unidos para abrir rutas de puertos estadounidenses hacia la isla comunista.
Es el último indicio de que el deshielo entre los dos países vecinos navega viento en popa y tiene todas las condiciones para transformarse en un negocio floreciente.
De momento, han indicado este martes fuentes de la empresa, falta el permiso de las autoridades cubanas que deberá ser expedido después de que especialistas suyos y de la isla realicen los estudios pertinentes para localizar los puertos donde los enormes cruceros puedan atracar. El plan es comenzar los viajes en mayo del próximo año.
Carnival se convierte así en la primera naviera de gran calado en obtener un permiso para viajar a Cuba desde que Estados Unidos decretó el embargo comercial el año 1960, que sigue vigente pese a los intentos de la administración de Barack Obama de desbaratarlo, una potestad del Congreso.
Es por ello, que el permiso restringe a los pasajeros a 12 categorías, como empresarios, políticos, religiosos, periodistas, académicos y organizadores de viajes de índole cultural llamados ‘contactos de pueblo a pueblo’. De todos modos, si antes de mayo del 2016 el embargo es levantado los viajes marítimos serían para todos los estadounidenses.
Y Carnival está apostando por ello. Tanto que no sólo se ha movido por los centros de poder en Washington, sino que ya ha escogido el crucero que piensa utilizar. Se trata del ‘Adonia’, un buque con capacidad para 710 pasajeros que actualmente surca el Mediterráneo y que puede echar el ancla en las radas cubanas sin problemas.
“Este es un primer paso, importante, para nuestra compañía y para la industria de cruceros. Es el inicio de una experiencia en Cuba que esperemos sea de larga duración”, dice el director general de Carnival, Arnold Donald, desde sus oficinas en Miami. El plan es abrir posteriormente la ruta marítima a otras embarcaciones gigantescas de la naviera que pueden transportar hasta 3.000 pasajeros.
No apto para todos los bolsillos
Sin embargo, al menos en esta etapa inicial, los precios no están al alcance de cualquier bolsillo: 2.990 dólares por persona, más impuestos y tarifas de puerto por el viaje de una semana.
Carnival es una de las seis empresas de navegación que han recibido permiso para surcar los mares cubanos por parte de las autoridades estadounidenses. Pero es la única dedicada a los cruceros, las demás son transbordadores de carga, ferrys y yates alquilados.
El lunes, la aerolínea JetBlue abrió una ruta semanal a La Habana desde Nueva York pero, de momento y dado el embargo, es alquilada por una empresa autorizada a llevar cubanoamericanos a su país de origen.
Sin embargo, desde que comenzó el deshielo entre los dos países el 17 de diciembre del año pasado, decenas de ejecutivos de empresas aéreas como Delta Airlines, United Airlines y American Airlines, así como las hoteleras, Hilton y Marriott, han viajado a La Habana para tantear un mercado prácticamente virgen para el estadounidense común habituado a pasar las vacaciones en el Caribe.
Funcionarios cubanos calculan que podrían recibir 1.5 millones de visitantes de su vecino del norte todos los años, relegando a Canadá a un segundo lugar. Es un mercado que vislumbran con un potencial de 2.000 millones de dólares.
El Mundo