Cuando los habitantes de Puerto Morelos, al norte del estado mexicano de Quintana Roo, vieron su playa de arena blanca tornarse color café y la poca efectividad de las autoridades, decidieron que su comunidad debía actuar con urgencia y se organizaron para limpiarla, pero la situación empeoró.
El verano boreal de 2015 será recordado por los cronistas de Puerto Morelos, en la Riviera Maya, como uno de los peores en materia climática en la historia de esta ciudad portuaria, porque no solo afectó el ambiente costero, sino también la economía local y regional, dependiente de los ecosistemas marinos costeros.
Según la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA, en inglés), en esta temporada estival se registraron en el planeta las mayores temperaturas en las superficies terrestre y marítima de los últimos 135 años.
Y por si fuera poco, toneladas de sargazo fueron a parar a la costa caribeña, dejando la costa café y con un olor fétido (sulfuro de hidrógeno) por la descomposición del alga.
El hecho llevó a la cancelación de cientos de vuelos domésticos e internacionales y también de muchas reservas de hotel, lo que tuvo un fuerte impacto económico que derivó en la pérdida de puestos de trabajo permanentes y temporales.
En las costas del Caribe siempre hubo sargazo, cuyo nombre procede de un navegante portugués porque los racismos del alga son muy parecidos a los de una uva de Portugal llamada “sargaço”.
El sargazo es común en el océano Atlántico, al norte del Ecuador, y en la costa oriental de África.
En el mar, el alga forma un ecosistema valioso, sustenta la cadena alimentaria, ofrece refugio especial y alimento para las tortugas juveniles y para otras especies con importancia comercial, así como para ejemplares juveniles de otras especies en peligro.
En la costa y en cantidades moderadas, propicia la presencia de aves playeras porque atrae insectos, evita la erosión y fertiliza las plantas de las dunas.
Las corrientes oceánicas transportan el alga hasta el golfo de México a través del mar Caribe, y también las que proceden de América del Sur. Por lo general, llegan las mismas corrientes a ambas partes.
Pero este año, según investigadores de la Universidad de Galveston, en el sureño estado estadounidense de Texas, el cambio registrado en las corrientes oceánicas por la elevación de las temperaturas del mar, afectó la distribución del sargazo y arrojó toneladas de algas a las costas del Caribe.
Otra hipótesis planteada por Brian Lapointe, especialista en sargazo de la Universidad Atlántica de Florida, también de Estados Unidos, es que nutrientes contaminados derivados de actividades humanas y de la agroindustria llegaron al mar a través del río Mississippi, agregando nutrientes al mar, que fueron utilizados por la macroalga.
En Quintana Roo, Puerto Morelos se destaca por sus arrecifes de coral y por constituir una de las mayores barreras del mundo en el mar. También se lo conoce por ser un estandarte en este estado mexicano de la investigación científica y de la conservación.
La población local y las autoridades trataron de limpiar las playas, pero la situación se siguió deteriorando porque, además, se prohibió el uso de tractores recolectores por el riesgo que implican para el área de anidación de las tortugas.
El 4 de agosto se realizó un foro ciudadano, “Implementación de acciones para disfrutar de playas limpias en Puerto Morelos”, encabezado por Guadalupe Velázquez Olimán, hidrogeóloga y directora del Centro de Investigación e Innovación para el Desarrollo Sostenible.
Durante el foro se presentaron seis propuestas de solución al problema de la gestión del sargazo. La iniciativa procuró implementar mecanismos y acciones, así como contribuir a una solución integral para manejar la presencia del alga en las playas y promover una alternativa distinta a la prevista por las autoridades, que era depositarla en sascaberas.
“Se observó que si el alga marina se extrae antes de que llegue a la costa y se la recolecta de forma constante, se puede eliminar antes con mayor eficiencia y de forma más barata porque no será necesario tamizar la arena, evitando así la erosión costera”, explicó Velázquez.
La llegada masiva de sargazo causó grandes pérdidas económicas y tuvo graves consecuencias para la cantidad, la calidad y la ubicación del empleo.
A fin de mitigar la situación, el gobierno aprovechó un fondo federal para un programa de empleo temporal. Pero la población local se quejó de que la falta de transparencia en la gestión de los recursos atentó contra la eficacia y la duración de la iniciativa, lo que creó desconfianza y descontento popular.
Es importante publicitar, promover, invertir y replicar proyectos de innovación como la “Implementación de acciones para disfrutar playas limpias en Puerto Morelos”, pues puede generar oportunidades de ingresos y de empleo importantes en actividades como la ampliación de la protección costera o la ciencia y la seguridad alimentaria al transformar el alga en fertilizante natural e insumo agrícola.
La demanda de servicios y de actividades sostenibles aumenta en el mundo. Con la buena disposición que tienen sus habitantes y plantel de científicos, Puerto Morelos quieren convertirse en un ejemplo de adaptación al clima.
Este artículo forma parte de Voices2Paris, un concurso del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre cambio climático, implementado gracias a Catalina Arévalo de Agencia EFE.