Luego que los huracanes “Gilbert” en 1988 e “Isidore”, en 2002, afectaron severamente la infraestructura carretera que comunicaba a la costa, actualmente el Gobierno del Estado proyecta una reconexión de los puertos yucatecos.
“En algunos puntos se prevé ampliar y mejorar las carreteras existentes mientras en otras, por su complejidad, no se puede hacer un trazo lineal y se buscará llegar por detrás del manglar”, anunció ayer el jefe de asesores del Gobierno estatal, Eric Rubio Barthell.
“En la costa oriente, la carretera sólo conecta hasta Dzilam de Bravo, no hay más para continuar. Es necesario trasladarse a los municipios del oriente para llegar a Río Lagartos y Las Coloradas. El objetivo es enlazar la costa hasta donde sea posible”, afirmó.
Señaló que el proyecto de construcción del distribuidor vial de Progreso, cuya necesidad de había señalado desde 2003, cuando él fue diputado local y se concluyó el año pasado, es parte del proyecto de reconexión de la costa que impulsa el gobernador Rolando Zapata Bello.
Asimismo, expuso que las obras de modernización de la carretera Dzilam-Telchac están prácticamente listas y se ha ampliado la de Telchac- Progreso. Ante la elevada afluencia que tiene esa vía se ha previsto ampliar el número de carriles para facilitar el tránsito, así como el acceso y salida en beneficio de los habitantes de esa parte de la costa.
En ese sentido, expresó que se analizan proyectos de viabilidad que logren esa conexión costera, y aunque será necesario rodear manglares, sería un recorrido menor al que ahora se tiene que hacer actualmente. Hay que tomar en cuenta que Yucatán tiene 321 kilómetros de costa.
Rubio Barthell encabezó ayer la presentación de resultados de la obra pública y la vivienda en la entidad, en la cual se destacó la importancia de lograr la reconexión férrea de Yucatán con Coatzacoalcos, y conectar al Istmo de Tehuantepec para que los empresarios tengan la posibilidad de enviar sus mercancías a puertos del Pacífico, a fin de acceder a los mercados asiáticos.
Indicó que la inversión en la rehabilitación de las vías férreas será de mil 200 millones cada año e implicará cambiar en cada ejercicio uno de cada cinco durmientes de madera por otros de concreto, así como el calibre de las rieles para soportar más peso y permitir aumentar la velocidad de las locomotoras que ahora circulan a 20 kph y se prevé que pasen a 50 ó 60 kph, reduciendo el tiempo en envíos y evitando descarrilamientos.
SIPSE
